JARDIN DE CONCRETO © 2000
A pesar del innegable valor testimonial o documental que posee la imagen fotográfica, para mí esta habla fundamentalmente del pasado o de un universo que solo existe exclusivamente para los ojos de quien lo produce. El desenvolverse entre límites absolutamente egoístas y solo conocidos por el autor, plantea un trabajo de auto crítica y revisión. Plantea también una suerte de enfrentamiento con los propios recuerdos.
En Jardín de Concreto se resumen algunos lugares de mi infancia revisitados, cámara en mano, más de 25 años después. Es una suerte de mapa o vereda conceptual que se elabora en base a la memoria de las casas o lugares frecuentados cuando niño, sirve como método intuitivo y traza la trayectoria para su registro. Casi a modo de un catálogo personal, colecciono aquellas veredas de cemento fresco con mis huellas de niño, o las porciones de concreto, jardín o asfalto que pisaba frente a las fachadas de las casas de las abuelas, o de las visitas a los viejos patios del colegio, y representan mi mirada infantil. Todo parece hecho a escala gigantesca, todo muro resulta inalcanzable y solo el cielo queda de testigo a lo lejos. Por eso no hay más alternativa que echar la mirada hacia abajo.
Ese misterioso poder de la previa experiencia vivida, como un viaje al pasado, sobre todo cuando uno intencionalmente decide visitar los lugares donde creció, es lo que motivó esta búsqueda visual y extremadamente sensorial.
Quizás alguno de ustedes decida visitar aquella casa donde creció y recorrer las ahora ajenas habitaciones de la niñez que en sus paredes guardan tantos recuerdos y que quizás ocupen otras personas con otras historias. Es ahí donde este proyecto deja de ser personal y egoísta. Es ahí donde empieza a ser un auténtico lugar común para todos.
Coco Mártin
Abril 2014